La por no està feta per ser evitada

Com diu Antonio Galindo, piscòleg i director d' Asesores emocionales  parlar de por -i reconèixer-la, "no queda bé" en les persones adultes.Sembla que la por hauria d'estar reservada a la infància i que la maduresa  es faci evident, justament, en la capacitat de saber-se "a salvo" de la por. Tret que estiguem parlant de situacionscomplexes i  externes a nosaltres, on la por, torna a estar justificada.
Però la por, que es pot escriure en majúscula o en petites lletres, que pot ser petita o gran,  nèixer i quedar-se en nosaltres o provenir de l'exterior;  la por aconsegueix sempre els mateixos resultats,  mantenir-nos el més lluny possible d'algunes experiències.
El problema està en que rendir-nos a la por genera un estat interior de derrota que contamina la nostra consciència, la nostra auto-imatge, i ens porta, en conseqüència, a recòrrer tristement els mateixos camins interiors ja molt transitats. Rendir-se a la por és una rutina de les més potents.
La determinació d'enfrontar la por, en les coses grans i petites, és una de les estratègies que últimament practico de forma conscient,  perquè es una forma senzilla de focalitzar-se i posar-hi  l'atenció en el creixement personal,  aprofitant les ocasions per fer-ho que la vida ens proporciona diàriament.

I us deixo una lectura sobre el que ensenya  la POR com a emoció, de l'autor que abans us comentava, Antonio Galindo Galindo. És d'un llibre absolutament imprescindible en la vostra tauleta de nit, Intelingencia emocional para jóvenes amb l'avantatge de que fa servei a qualsevol edat...  (pàgines, 71-76, els subratllats i comentaris són meus).
LIBROS - INTELIGENCIA EMOCIONAL PARA JOVENES

El miedo
 ¿Ante qué sueles sentir miedo, qué sientes que te da miedo? Quizás es esta de las emociones que más se emplean para referirnos a niños pequeños y pareciera que los adultos -con el afán na de disimular las emociones- no lo tenemos o "queda mal" decir que lo tenemos, pero te propongo buscar más allá de lo aparente, porque el miedo se esconde en situaciones tales como que te cuesta confesarle algo a tu pareja o a un amigo, cuando temes que alguien corra algún riesgo o sufra (afán de protección), cuando te preocupa lo que pueda sucederte si sales, si entras, si vas a algún sitio (miedo al daño) y entonces prefieres quedarte o no salir, o evitar pasar por algún lugar...
El miedo puede venir a visitarte también cuando te preocupas por parecer ridículo/a ante tus amigos (por la forma de vestir, de actuar o pensar), cuando no confías en tus capacidades para desenvolverte ante una prueba (una oposición, el examen de conducir, hablar ante un número amplio de personas...) También puede producirte miedo encargar una tarea a alguien a pesar tuyo, porque desconfías pero le propones hacerlo.. Entonces sientes miedo porque quizás no lo haga bien o no de la manera que tú quieres.
El miedo es la emoción de la falta de compromiso, del rechazo y la evitación a hacer cosas, pues el miedoso siente que, aquello a lo que tiene miedo, no tiene que hacerlo. Pero precisamente se trata de todo lo contrario: el miedo esconde toda la sabiduría que nos sirve para desarrollarnos como seres humanos.
El miedo paraliza
La fase de miedo agudo puede conllevar fuertes latidos de corazón, encogimiento de estómago, intenso dolor de cabeza, sensación de bloqueo y paralización, temblores, sudores y hormigueos. La expresiva locución "morirse de miedo" resume otra manifestación física del mismo: la necesidad de ir al lavabo varias veces o de querer desaparecer (los órganos relacionados con el miedo son, de hecho, la vejiga y los riñones). También el miedo induce a la paralización , una conducta muy común ante situaciones de la vida cotidiana de las que digo que no puede hacerme cargo.
Los miedosos, esos desconfiados... 
El miedo es una emoción que suele considerarse como desagradable y, sin embargo, escoger una vida con pocas o ninguna posibilidad de experimentarlo equivale a elegir una vida que niega las posibilidades de desarrollo. Aunque el miedo puede resultar incómodo es la puerta a la entrega, o sea que más valdría sufrirlo que reprimirlo o evitarlo. Sólo hemos de considerar cuál es el mensaje oculto tras su forma de estremecimiento, tensión, angustia o agobio. Esconde una información que, si la desoímos, puede hacernos perder nuestra capacidad de crecimiento y de darnos a los demás.
A algunos el miedo nos puede resultar tan desagradable y nos hace sentirnos tan desamparados que lo descartamos y arrancamos de nuestra vida todas las experiencias que supongan sentirlo. Sin embargo, el miedo no es lo que parece ser. La regla básica para manejarlo es: siéntelo, no lo evites y haz de todas formas aquello que dices que te asusta. En el fondo, podríamos estar agradecidos por sentir miedo. Es una bendición que esta emoción nos visite, es la puerta de entrada a lo que realmente podemos (y debemos) hacer. Porque, si no lo realizamos, perdemos la gran oportunidad de realizarnos como seres humanos. El miedo nos constituye. Es el aviso de lo que puedo realizar y de lo que me conecta conmigo mismo, con mi propósito de vida y mi propia voluntad. Sólo que he de saber desapegarme de lo desagradable -en apariencia- de la emoción.
Quien renuncia al miedo evita el compromiso. Miedo es el síntoma de la implicación (quien lo evita, deja de implicarse, la nota más evidente de negarse a cambiar). El miedo no está hecho para evitarlo, sino para traspasarlo.
El estado mental del miedo suele ser la desconfianza. En el caso de Enrique (un exemple que ha posat abans l'autor), éste, al intentar hablar en público, pierde el pie, se bloquea y acaba por dejar de hacer lo que podía hacer. Su miedo le conecta con lo poco que confía en sí mismo. Y este es un problema suyo, es su responsabilidad confiar en su guión y en su objetivo. Como toda emoción es síntoma de un estado mental, de algo que puedo decidir pero no acabo de hacer, el miedo está revelando una decisión que Enrique no toma y, al no tomarla, la traspasa al plano emocional: quien algo teme tiene la oportunidad de descubrir su falta de voluntad, su falta de entrega y la desconfianza en sí mismo. (Enrique no quiere, inconscientemente, dar a conocer su trabajo individual a la clase, quizás espera ser reconocido, aplaudido y duda de si mismo, pero lo único que tiene que hacer es abrir la boca y exponer su tema, nada más).
¿Pero qué nos creemos realmente? Sentir emociones no es la excusa para dejar de actuar. ¿Cuál es el mensaje del miedo para Enrique? Esta emoción lo conecta con todos los riesgos que conlleva dar a conocer su trabajo,ha de exponerse a los demás aun a riesgo de que su punto de vista no se comparta. El miedo le está dando la pista de su límite personal, de hasta dónde puede llegar, informándole de que no está dispuesto a que se esté en desacuerdo con él. A eso le llamo falta de voluntad para hacer llegar su mensaje a otros. Y su huida le hace incomunicarse del resto de compañeros de clase. Quien, aun sintiendo miedo, deja de afrontarlo, se cierra las puertas a su propio crecimiento y tolerancia. Se justifica en lo desagradable de la emoción para evitar el avance propio y, muy posiblemente, el de los demás.
Cómo afrontar el miedo
1. Reconocer el miedo, aceptar que está ahí.
2. Compartir el miedo con otros, hablar de él.
3. Decodificarlo: ¿de qué otros sentimientos se compone ese miedo?
4. Buscar toda la información que se pueda necesitar: prepararnos y entrenarnos.
5. Reafirmarse: rememorar éxitos pasados, enumerar cualidades pesonales. Reconocer los logros ya conseguidos. (Aquesta activitat és generar contingut nou en la ment respecte a la qualitat que volem obtenir. Recordeu Joe Dispenza).
6. Contactar físicamente con alguien.
7. Anticipar positivamente: ver la escena tal como se desea. (Treballar amb la visualització).
8. Actuar conservando la conciencia del ideal, de la anticipación positiva.
9. Una vez finalizada la travesía, recordar a la persona que se era anteriormente. Verse antes del salto, dominado por el miedo. (Construir una nova ment, una nova auto-imatge).

(La pràctica de la recepta bàsica  d'EFT resulta de molta ajuda per descarregar-se de les sensacions físicament desagradables de la por i alleugerar el pes de l'emoció).
¿Cómo manejar el miedo?
El miedo rechaza. Por lo tanto, la resolución de toda situación de miedo es lo contrario de evitar, unirse a aquello de lo que teóricamente quiero escapar. Éste es su mejor antídoto. No evitar, sino acometer, hacer aquello que me asuste a pesar de sentir miedo.

Comentaris

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